Ejercicio:
Una manera verdaderamente cualquiera de empezar (empezar es interrumpir un transcurso, obviar un flujo, negar el antecedente). Pues bien: el cansancio, el sueño y el abuso de café con cerveza y Stablon (tianeptina) producen esta frase en la mente de la trasnochada (yo) y ella la escribe:
Intuición probabilística.
Después escribe:
Era un mono que leía el Facundo al azar con mucha intuición probabilística.
Análisis, metodología y etcéteras:
No seguimos por el camino de Breton (automatismo) ni el de Freud (asociación libre), por el contrario, ahora empieza el trabajo.
¿Por dónde empezar?
Pues bien uno (siempre tan flojo) puede empezar por leer el Facundo. Ya está, se quedó dormido. Alguien más eficiente (menos flojo) abre la wiki.
O bien preguntarse qué hizo el inconsciente.
Leí por ahí hace un rato un texto en el que Borges casi dice: el Inconsciente es igual a Dios, porque empieza con la Musa de Homero a la que se le pide que cante (y la teoría del amanuense), pasa por Dios y llega al Inconsciente, al poeta como amanuense del inconciente. Enorme blasfemia, grita un fama, pero está equivocado, aquí se está respetando tanto al inconsciente como a dios, no se le falta el respeto a ninguno con la comparación. Bueno, el Inconsciente agarra un mono y en vez de escribir o teclear al azar para nunca conseguir un soneto de Shakespeare (siendo un solo mono, además) lo pone a leer y lo pone a uno en la grave dificultad de imaginar semejante cosa, porque ¿cómo se lee al azar? Hay una sola solución, que no lo es, y consiste en no leer linealmente. Para eso se necesita un mono muy activo, que cambie constantemente de página y la orientación de los ojos. Puede leer una letra+una palabra+una letra+una oración+un párrafo+cinco comas. Uno se da cuenta enseguida de lo artificioso (y trabajoso) de este azar y de cómo se protagoniza aquí cierto concepto de azar igual a caos o mejor a desorden pre-estipulado (sí, porque la teoría del caos es la del origen divino del orden). También se puede decir para simplificar hundiéndose y ahogándose en un filosofo francés y no escribir ya nada, aunque está la wiki, que el mono deconstruye (no se dice desconstruye ni destruye, que es una salvajada). Con la tecnología de ahora se puede todo así que se emiten los textos o el texto que el mono lee o deconstruye. El Facundo del mono es infinito porque el veleidoso concepto de azar que maneja el mono o que maneja al mono no impide que el mono lea varias veces la misma coma, por eso la tecnología tiene que diferenciar cada coma, etiquetarla, cada coma es individual y ha sido leída tantas veces o ninguna. Ahora bien, para eliminar la infinitud, se prescribe (el mono no lo sabe, sólo la tecnología avisa) que cada lectura que hace el mono del Facundo concluye sólo cuando todos los signos han sido leídos al menos una vez, y esto puede ser bastante largo y pobre mono, porque por ejemplo, una preposición, pongamos “de”, se le escapa al mono o al azar o al método éste, mientras que otros “de” se leen varias veces, qué injusticia.
-Así que a pesar de la prescripción ¿puede que el mono nunca termine el Facundo?
-Claro.
Ahora bien, el complemento circunstancial podría ayudarnos, sería bueno que nos ayudara, aunque existe la misma probabilidad de que complique aún más las cosas. Porque el mono lee el Facundo al azar, pero "con mucha intuición probabilística". Los conceptos se contraponen, se oponen, pero no hay que hacer caso del principio de contradicción, pues muchas cosas son x y no son x con muchísima naturalidad y uno presiente que la intuición probabilística es cosa existente, y que se trata de un mono que preferirá no recibir bananas y hacer trizas el Facundo.
Aquí el problema de que el Inconsciente produjo primero el complemento circunstancial, antes del complemento directo (leía el Facundo -al azar, otro complemento-) queda para ulteriores reflexiones porque ya son las cinco y media de la mañana. ¡Mierda!
Una manera verdaderamente cualquiera de empezar (empezar es interrumpir un transcurso, obviar un flujo, negar el antecedente). Pues bien: el cansancio, el sueño y el abuso de café con cerveza y Stablon (tianeptina) producen esta frase en la mente de la trasnochada (yo) y ella la escribe:
Intuición probabilística.
Después escribe:
Era un mono que leía el Facundo al azar con mucha intuición probabilística.
Análisis, metodología y etcéteras:
No seguimos por el camino de Breton (automatismo) ni el de Freud (asociación libre), por el contrario, ahora empieza el trabajo.
¿Por dónde empezar?
Pues bien uno (siempre tan flojo) puede empezar por leer el Facundo. Ya está, se quedó dormido. Alguien más eficiente (menos flojo) abre la wiki.
O bien preguntarse qué hizo el inconsciente.
Leí por ahí hace un rato un texto en el que Borges casi dice: el Inconsciente es igual a Dios, porque empieza con la Musa de Homero a la que se le pide que cante (y la teoría del amanuense), pasa por Dios y llega al Inconsciente, al poeta como amanuense del inconciente. Enorme blasfemia, grita un fama, pero está equivocado, aquí se está respetando tanto al inconsciente como a dios, no se le falta el respeto a ninguno con la comparación. Bueno, el Inconsciente agarra un mono y en vez de escribir o teclear al azar para nunca conseguir un soneto de Shakespeare (siendo un solo mono, además) lo pone a leer y lo pone a uno en la grave dificultad de imaginar semejante cosa, porque ¿cómo se lee al azar? Hay una sola solución, que no lo es, y consiste en no leer linealmente. Para eso se necesita un mono muy activo, que cambie constantemente de página y la orientación de los ojos. Puede leer una letra+una palabra+una letra+una oración+un párrafo+cinco comas. Uno se da cuenta enseguida de lo artificioso (y trabajoso) de este azar y de cómo se protagoniza aquí cierto concepto de azar igual a caos o mejor a desorden pre-estipulado (sí, porque la teoría del caos es la del origen divino del orden). También se puede decir para simplificar hundiéndose y ahogándose en un filosofo francés y no escribir ya nada, aunque está la wiki, que el mono deconstruye (no se dice desconstruye ni destruye, que es una salvajada). Con la tecnología de ahora se puede todo así que se emiten los textos o el texto que el mono lee o deconstruye. El Facundo del mono es infinito porque el veleidoso concepto de azar que maneja el mono o que maneja al mono no impide que el mono lea varias veces la misma coma, por eso la tecnología tiene que diferenciar cada coma, etiquetarla, cada coma es individual y ha sido leída tantas veces o ninguna. Ahora bien, para eliminar la infinitud, se prescribe (el mono no lo sabe, sólo la tecnología avisa) que cada lectura que hace el mono del Facundo concluye sólo cuando todos los signos han sido leídos al menos una vez, y esto puede ser bastante largo y pobre mono, porque por ejemplo, una preposición, pongamos “de”, se le escapa al mono o al azar o al método éste, mientras que otros “de” se leen varias veces, qué injusticia.
-Así que a pesar de la prescripción ¿puede que el mono nunca termine el Facundo?
-Claro.
Ahora bien, el complemento circunstancial podría ayudarnos, sería bueno que nos ayudara, aunque existe la misma probabilidad de que complique aún más las cosas. Porque el mono lee el Facundo al azar, pero "con mucha intuición probabilística". Los conceptos se contraponen, se oponen, pero no hay que hacer caso del principio de contradicción, pues muchas cosas son x y no son x con muchísima naturalidad y uno presiente que la intuición probabilística es cosa existente, y que se trata de un mono que preferirá no recibir bananas y hacer trizas el Facundo.
Aquí el problema de que el Inconsciente produjo primero el complemento circunstancial, antes del complemento directo (leía el Facundo -al azar, otro complemento-) queda para ulteriores reflexiones porque ya son las cinco y media de la mañana. ¡Mierda!